Translate

miércoles, 12 de marzo de 2014

LA OBEDIENCIA

La obediencia está íntimamente ligada a la humildad, como su más inmediato descendiente. Si el corazon es humilde, los sentidos del cuerpo son obedientes. De la humildad nace la obediencia. La obediencia, escribe el Santo, enaltece al hombre por encima de sí mismo y le ilumina el camino de la santidad, aunque si entre sus dotes la obediencia debe incluir la de ser "ciega". La ceguera se refiere más bien a la actitud de la voluntad ante la orden del superior; pero los ojos cerrados a la propia voluntad, observa Antonio con singular intuición, se abren por gracia divina a las visiones del cielo: "No lograrás ver nunca si no eres obediente. Si serás sordo a la voz de quien manda serás también ciego. Obedece pues con el afecto del corazón para poder ver a la luz de la contemplación".

No hay comentarios:

Publicar un comentario